Su apego por el cine latinoamericano, por el público cubano y por
este Festival, le obliga a pedirme que comience su entrevista con una
frase que leyó hace muchos años y que para él completa el significado de
esta fiesta del cine. “ Un amor que tiene fronteras no es amor, es odio. Por eso adoro este Festival, porque rompe todas las fronteras y hace que nos enamoremos mutuamente”.
“Y con ese encantamiento que nos provoca, estamos trabajando cada uno
de los que conforma este jurado. No hemos visto todas las películas
aun, por supuesto, pero es posible delimitar algunas coincidencias. Si
en años anteriores predominaron los temas políticos, en esta ocasión los
largometrajes que concursan le dan mucha importancia al sexo y su
relación con la diversidad de género; y a la violencia como problemática
social. Esto, unido a las nuevas –ya no tan nuevas- tecnologías que
emplea, hace que nos encontremos ante un cine también nuevo. Que puede
ser mejor o peor, pero en cualquier caso es un cine renovado”.
“No obstante, para quienes integramos este jurado, el talento es lo
fundamental en un realizador. Tanto en el neorrealismo, el free cinema
inglés, el nuevo cine español, como en cualquier otro movimiento
cinematográfico, este ha sido marcado el valor trascendente de un filme.
Y Latinoamérica ha tenido generaciones con mucho y poco talento; porque
si bien es cierto que nuestro cine está plegado de buenas intenciones,
no significa que eso pueda traducirse en buenas realizaciones”.
“Es por ello que tratamos de ser muy cuidadosos cuando evaluamos una
película. Si no hay una propuesta sólida, una realización exigente, un
trabajo profesional, sea cual fuere el estilo y la estética empleada, no
valen de mucho las intenciones benévolas. Como jurado, tenemos el deber
de apreciar las buenas intenciones pero tratar de ser lo más justos
posibles con aquellos que tuvieron la suerte de nacer con talento”.
“En este momento se maneja mucho la necesidad de manifestar nuestras
pasiones, nuestros dolores. Pero un cineasta inteligente tiene que ser
capaz de modificar eso y ajustarlo a un buen guión. Es cierto que nos
golpea mucho el tema de la producción y la distribución, pero de
cualquier modo un director que no logra salvar su obra de las carencias
materiales, no es un buen director”.
“El problema fundamental de la producción en este momento es lograr
tener un excelente guión que nos permita además la posibilidad de
realizarlo. Porque reunir dinero es cada vez más difícil y
lamentablemente, la competencia para la exhibición es cada vez más dura.
Pero es justamente ahí donde debe surgir el talento del cineasta y
poder lograr, pese a todo, atraer al espectador y demostrar las
posibilidades de espectáculo que tiene el buen cine”.
Por Mayle González Mirabal
*Eduardo Calcagno (Argentina) Crítico cinematográfico,
documentalista, guionista, productor, y director de largometrajes de
ficción donde se destacan temáticas como la vejez, la pedagogía, los
intentos por controlar el pensamiento y las manipulaciones del poder.
Maneja con soltura la narración, sobre todo en cuanto a los diálogos,
cargados de fuerte ironía y amplitud de conceptos. Se ha desempañado
como jurado en varios certámenes cinematográficos de la región.
Biofilmografía Seleccionada: 1968: El Diablo sin dama; Fuiste mía un verano; 1978: Nunca dejes de empujar, Antonio; 1983: Los enemigos; 1986: Te amo; 1987: ¿Dónde está el monstruo?, Doc; 1988. Trágicas revelaciones de una vaca con stress, Doc; 1995. El censor; 1999: Yepeto; 2007: El salto de Christian, Forever tango, doc.
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